¿Qué me voy a poner? Es la pregunta que nos hacemos con mas frecuencia cuando abrimos nuestro armario y nos despierta dos emociones muy diferentes: ilusión o frustración. En la década de 1940, la persona promedio poseía 36 prendas de vestir. Hoy en día, el consumidor promedio tiene 120 artículos, y el 80 % no se usa. Esto nos dice varias cosas: el 20 % de lo que hay en un armario promedio (eso son 24 prendas de vestir) podría ser un guardarropa adecuado. Nos aferramos a ropa que no nos ha quedado durante años y (si somos honestos) nunca nos volverá a servir. Nos aferramos a la ropa que nunca volveremos a usar y nos hacen perder el tiempo y nos impiden concentrarnos en quiénes somos ahora. Miles de mujeres y hombres con guardarropas más pequeños han descubierto que las mañanas son más tranquilas y con menos opciones, es realmente agradable usar tu ropa favorita todos los días y a nadie le importa que uses las mismas cosas una y otra vez. Lo importante es que te presentes con más confianza en ti mismo. La magia de un guardarropa minimalista sucede cuando compras intencionalmente los artículos que necesitas, libre de las presiones de las tendencias y las marcas. ¿El resultado? Amas y usas el 100% de las prendas de tu armario. Cuáles son tus prendas preferidas? Las que siempre buscas en tu armario? Con las que te sientes mas a gusto?]]>
“Si me preguntas qué es lo que más me gustaría haber inventado en moda, diría la camisa blanca. Todo lo demás viene después”. -Karl Lagerfeld
La camisa blanca es probablemente la prenda más básica y universal que existe.
Es atemporal y versátil y tiene infinitas opciones de estilo, lo que significa que se puede usar durante todo el año, temporada tras temporada.
No hay personalidad ni estilo que no se adapte, porque quedan igual de bien con jeans en estilo casual, que con pantalón de vestir para algo mas formal.
Hay prendas que jamás pasan de moda. Si estás pensando en preparar un buen fondo de armario contar con una camisa blanca es un básico imprescindible que podrás combinar con todo tu guardarropa.
Su aporte: La versatilidad, comodidad, sencillez y elegancia.
Esta prenda tiene una larga historia.
Inicialmente popularizada por María Antonieta en el siglo XVIII, su preferencia por las blusas blancas de algodón básicamente sentó las bases para la esclavitud institucional que duró siglos. ¿Quién sabía que la elección de moda de una persona podría causar algunos de los peores crímenes de toda la humanidad?
Su impacto transformó sustancialmente la industria de fabricación de ropa y algodón, pero la camisa blanca estándar con la que estamos familiarizados hoy en día solo la usaban hombres ricos hasta el siglo XX.
La camisa de vestir blanca experimentó una transformación durante la época victoriana. En ese momento, los que usaban una camisa de vestir eran vistos como ricos y de la clase alta, aunque la camisa de vestir generalmente estaba cubierta por chalecos y abrigos. De hecho, solo el cuello y los puños eran visibles, por lo que durante muchos años (a lo largo del siglo XIX) se usaron opciones desmontables para agregar al cuerpo principal de la camisa. Esto se debió a que estas eran las áreas del artículo que se ensuciaban más pero que también se podían lavar fácilmente. En los días previos a las lavadoras, cuando un lavado familiar implicaba horas de fregar, hervir, remojar y almidonar, ¡la noción de cuellos y puños desmontables tiene mucho sentido!
Las camisas de vestir blancas impecables eran el signo de alguien que podía permitirse las cosas más finas: cambiar las camisas de vestir regularmente significaba que tenía más de una y las lavaba con frecuencia y profesionalmente para mantener ese aspecto blanco brillante y limpio. Aquí es donde se originó el término 'cuello blanco' y 'cuello azul'. El cuello azul representaba a la clase trabajadora, mientras que la camisa de vestir blanca resaltaba la riqueza y el estatus.
Entre 1890-1900 la asequibilidad y el aumento de la producción de la camisa de vestir blanca hicieron que más hombres tuvieran acceso. Más hombres comenzaron a usar la camisa de vestir para ir al trabajo y a la iglesia.
A menudo vista como utilitaria y unisex, la camisa blanca como la conocemos ahora solo la usaban los hombres hasta el siglo XX, hasta que en la década de 1920, los diseñadores, incluida Coco Chanel, rompieron las fronteras de género y clase con una versión más relajada y contemporánea de la ropa de mujer, lo que ayudó a llevar la camisa blanca al reino de la moda. moda femenina.
A medida que la moda intenta volverse más sostenible, invertir en piezas clásicas, aquellas que puede usar temporada tras temporada se ha vuelto una necesidad.
Nuestras camisas blancas son 100% algodón, en popelina o en oxford, manga larga y manga corta, para ellos, para ellas y genderless.
Porque las mejores prendas no solo tienen historia, también llevan nuestra historia.
¡Simplifica tu forma de vestir!
Cada día seleccionamos lo que nos vamos a poner, y lo hacemos con esas prendas que lograron ocupar un espacio en nuestro guardarropa. ¿Cómo y cuándo las vamos a usar? Esa es una decisión diaria.
Como te ves cada día es producto de esto, y lo puedes volver tan simple o tan complicado como decidas. La ropa que usamos es un lenguaje que usamos y en una sociedad como la nuestra es relevante. Ayuda a transmitir un mensaje no-verbal que dice quién eres o quién deseas ser.
“Lo que vistes es cómo te presentas al mundo, especialmente hoy, cuando los contactos humanos son tan rápidos. La moda es un lenguaje instantáneo.” Miuccia Prada.
Lo que te pones por la mañana es lo primero que la gente nota de ti. Le cuenta al mundo un poco de tu historia. Y, lo que es más importante, tu ropa afecta cómo te sientes contigo mismo a lo largo del día.
Cada vez que te vistes afirmas algún aspecto de ti mismo y de tu identidad. Con estilo, le dices al mundo quién eres, o al menos la historia de quién te gustaría ser ese día en particular.
Aprender a comprar acertadamente parece sencillo. No lo es.
Tu armario debe estar lleno únicamente de piezas que te queden bien y te hagan sentir bien contigo mismo, y es mejor tener poco, pero bueno.
Simplifica tu forma de vestir.
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La varsity jacket o chaqueta universitaria, tuvo sus comienzos en la Universidad de Harvard paso por el hip-hop y ahora esta en los armarios de muchos!
No es otra cosa que las chaquetas que tan populares se hicieron en las universidades en Estados Unidos y que vimos en tantas películas. Siguen siendo una de las mayores tradiciones en las escuelas secundarias de los EE. UU. en la actualidad ya que identifican con orgullo a sus atletas.
Hoy en día pasó a ser parte del guardarropa urbano. Marcas como Gucci y Louis Vuitton entre otras la han incluido en sus colecciones.
La puedes personalizar con parches, pines o bordados que harán que la chaqueta proyecte tu personalidad.
Nuestra varsity jacket BU 565 es de french terry en 100% algodón, es GENDERLESS y existe en 3 combinaciones de color.
Porque las mejores prendas no solo tienen historia, también llevan nuestra historia.
¡Simplifica tu forma de vestir!
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Alguna vez leí que la camisa de chambray era cómo la navaja suiza de nuestro vestuario. Es decir: sirve para toda ocasión.
Es por esta razón que decidimos incorporarla a XC2 EPIC desde nuestra primera colección.
El chambray es un tipo de tejido natural que está hecho de lino o algodón, que se ha fabricado desde mediados del siglo 16, originalmente en Cambrai, Francia.
Es un tejido fino y denso, similar al denim en muchos aspectos. Sin embargo, se usa un patrón de tejido diferente y, como resultado, este tipo de tela es significativamente más liviana y transpirable.
Es una camisa universal, liviana, cómoda y duradera, que funciona en verano e invierno, en el trabajo o mientras se relaja. La versatilidad de poder combinarla con un atuendo formal o informa la hace muy parecida a los jeans en este sentido.
El uniforme de trabajo de la Marina de los EE. UU. incluía una camisa de chambray y pantalones de denim desde 1901.
Porque las mejores prendas no solo tienen historia, también llevan nuestra historia.
Si no eres el tipo de persona que se preocupa por seguir las tendencias de temporada y, en cambio, te esfuerzas por mantener cierta continuidad de estilo, puedes optar por un guardarropa clásico simple.
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